Simplemente no aprendo. Pasan los años y por más que la experiencia me dice que no debo esperar de los demás más que lo que ellos quieran darme, sigo siempre a la expectación. Nunca he sido de las personas que al dar espera recibir, pero es verdad que cuando hay alguien que te interesa siempre deseas que se comporte de una u otra manera. Y cuando me doy cuenta de que las cosas nunca salen como una las espera, empieza la frustración. Al final de cuentas, la que siempre sale perdiendo soy yo, pero me lo he buscado.
El otro día esperaba a un chico con el que había quedado. Habíamos estado hablando toda la semana de buen rollo, contándonos nuestra vida y después de ver cuál sería el mejor día para vernos (gracias a nuestro trabajo), la conclusión fue quedar el martes en el Retiro. Yo salía más pronto así que decidí esperarlo sentada en un banco leyendo un buen libro. Casi fui atacada y perseguida por un viejo de mas de 70 años que estaba impaciente y vuelto loco por tocarme y besarme. Huí despavorida llamando a mi amigo que todavía no había llegado. El viejo me seguía por todo el Retiro diciéndome como iba a hacerle el amor a su mujer pensando en mi, intentando tocarme el culo. La verdad es que la escena fue horrorosa y lo que parecía ser una maravillosa cita empezó de la peor forma. Cuando por fin se fue el viejo, 2 minutos más tarde llegó Miguel...creo que nunca había tenido tanto deseo de encontrarme con alguien conocido después de lo vivido. Tenía mucho estrés, me dolían los hombros, el cuello, la cabeza...necesitaba ir al fisio, al spa, que me dieran un masaje.
Fui ilusionada, con esperanza de ver si iba al fin a encontrar a un príncipe rodeada de tanta naturaleza. Él estaba callado, tímido, y yo con ansias de escucharle. La tarde pasó tranquila hasta que llegó la noche y me fui a casa. Después de haberle esperado 1 hora y media esperaba más de él. No sé si me explico pero al menos una entrada triunfal más emocional o una despedida más pasional. O si nos vamos más lejos...¿te acerco a algun sitio? Terminé llendome en tren, viendo como él se iba en su estupendo coche, con música y tranquilidad. Yo esperando 40 minutos hasta que llegara el tren que me llevaría a casa. Bajé del tren, me dirigí al coche y me asaltaba la duda de si por el casual no escuché el movil y me había mandado un mensaje preguntando qué tal había llegado. Nada, oh desilución! Ya en casa, después de haber cenado, me conecté a Internet. Estaba ahí, ni un mensaje de su parte...terminé por hacerle un zumbido de aquellos que tanto me encantan y solo recibí un seco y triste hola. Tras preguntarle cómo se había sentido en nuestro encuentro (ya que yo lo notaba como si estuviera en otro mundo), su respuesta fue: todo bien no?...y después de 15 minutos, oye, mañana no me conectaré porque el viernes no curro y no estaré en casa.
¿Eran esas las señales que quizás esperaba para darme cuenta que no había salido nada de la manera esperada? O ¿todo estaba bien y yo no lo veía de esa forma? Me fui a dormir... Y así hasta el día de ayer que he despertado con pocos ánimos, mucho sueño y sintiéndome en el fondo un poco sola.
Sólo buscaba una palabra que me hiciera sentir especial, diferente al resto del mundo exterior...